Los campos de Castilla, ¡Dios los guarde!,
necesitan más sol que el sol que brilla.
Necesitan más haces, menos trilla
y un viento que los limpie y los escarde.
Vosotros sois el tronco, no la astilla.
Vosotros sois la llama, no quien arde.
Los que cada mañana y cada tarde
aguantan cada noche y cada orilla.
Una nueva semilla es necesaria.
Una nueva ilusión: la de otra espiga.
Un renacer constante a la esperanza.
¡Dejad atrás el llanto y la plegaria!
¡Dejad atrás el miedo y la fatiga!
La madre de Castilla es la labranza.
Rafael de Dios García
Artículo del periódioco EL NORDESTE DE SEGOVIA
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