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NUESTRO PUEBLO

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VISTA AÉREA DE SANTA MARÍA DE RIAZA

CALENDARIO DE SANTA MARIA DE RIAZA

domingo, 29 de noviembre de 2009

LA TRILLA EN LAS ERAS DE SANTA MARÍA DE RIAZA



ERAS JUNTO A LAS ESCUELAS







ERAS DEL PUEBLO EN LOS AÑOS 60








EN EL TRILLO





Trillo que proviene del latín “tribulum”: “un tablón trapecial provisto de trozos de pedernal o cuchillas de acero encajadas en su cara inferior y que se ata con un tirante a las caballerías para trillar la mies tendida en la era”. Una herramienta de trabajo y un objeto movedizo que focalizaba la atención de nuestros abuelos y bisabuelos.


Al pensar en "el trillo", ese viejo y carcomido tablero que sólo sirve como objeto decorativo, recordemos su función y su valor de símbolo. Las dificultades, como la mies, se han de recoger, remover y analizar; pero no basta con la “trilla”; se ha de estar atento a los vientos que soplan para aventar, cribar y separar el grano de la paja, pues como se suele decir vulgarmente, no todo es “trigo limpio” en nuestra vida.


Asociado al trillo aparece la “era”, un camino giratorio por el que, como carrusel de feria, los mulos daban vueltas infinitas sobre la mullida “parva” con la única función de remover y desgranar la mies. Y, en torno a todo esto, un sinfín de términos que delimitaban todo un conjunto de faenas e instrumental necesario: segar, barcinar, aventar, beldar (remover la paja con la horca), la bielga (el rastrillo); cribar el grano y envasarlo en el costal con la cuartilla o el celemín, un vocabulario totalmente desconocido ya para muchos de nosotros.


Una página pasada, un trabajo duro y pesado para sus principales actores; palabras y más palabras que, como a la paja, el viento se las lleva, si saber cuándo, cómo ni por qué. Hoy todo ha cambiado, todo ha desaparecido. Con el calor veraniego la actividad ha desaparecido de nuestro pueblo; el descanso, las vacaciones y la búsqueda de nuevas sensaciones marcan nuestras inquietudes. En aquel contexto rural, resultaban inimaginables tales pensamientos. Con la siega, el trabajo del campo llegaba a su fin para grandes y pequeños; la “era” se convertía en el principal destino turístico.


Pero ya ha pasado el tiempo la vida sigue su curso. Surgen nuevas necesidades, la industria se impone y, con el progreso, se acelera el ritmo del cambio y se transforman los signos externos de nuestra cultura. Ya se nos esfumó el trillo, la era y sólo perviven como palabras añejas y extrañas que, como material de desecho, descansan en el baúl de los recuerdos .


1 comentario:

  1. Gracias por compartir estas fotos en blanco y negro,me trae muchos recuerdos de mis abuelo..Amo todo lo que ghabia en los pueblos y pertenecian a ellos..Con cariño Victoria

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