VERANEANTES

Cuántas veces no hemos sentido: -Ya llegan los veraneantes !

Haciéndome eco de un artículo del periódico EL NORDESTE nº127, la visión que se expone sobre este tema es la siguiente:

Un año más la llegada del verano ha supuesto un cambio sustancial en la fisonomía de nuestros pueblos. Nuevamente hay más veraneantes que residentes habituales. Se vuelven a quitar las tablas que protegen las puertas y las calles vuelven a rebosar de vida, con niños corriendo con sus bibicletas y adultos charlando en cualquier lugar de la vía pública. Son esas personas que pasan unos días entre nosotros las que motivan un espejismo de vida y transcurridos los rigores estivales se vuelve a la cotidianidad de la despoblación en la inmensa mayoría de nuestras localidades.

Los veraneantes que acudimos a los pueblos, en general somos hijos del pueblo o los hijos de aquellos que un día tuvieron que emigrar, allá por los 6O, también forman parte de este grupo muchos mayores que pasan el invierno con sus hijos en las grandes ciudades y vuelven al pueblo en los meses de verano.

Qué buscamos en nuestros pueblos? Pues la tranquilidad del medio rural, la charla distendida en el corral de la famila, el reencuentro con nuestros familiares y amigos, el paseo por los lugares de nuestra infancia, un momento de oración en nuestros cementerios con aquellos a los que ya perdimos, hacer fotografías, compartir unos botellines en los bares con los amigos y familiares...

Los más jóvenes disfrutan de las compañías, de las fiestas, de los horarios relajados, de las tardes de piscina, de los paseos en bicicleta, de las merendolas, de celebraciones cumpleañeras, de libertad y sin ellos saberlo de ir creando un vínculo en su corazón para seguir un día, cuando ya sean adultos, con la pasión de volver.