El convento se encuentra situado en pleno cañón del Duratón, dentro del Parque Natural de las Hoces del río Duratón.
Se trata de un convento Franciscano, fundado en el año 1231.
En 1492 se produjo un derrumbe y todo el convento, a excepción de la Iglesia, edificio de dos naves con coro, sacristía y camarín, se vino abajo. Con la ayuda de la reina Isabel la Católica, que tenía sus propias estancias en el convento, se iniciaron las tareas de reedificación y continuaron en el reinado de Felipe II.
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Con la desamortización de Mendizábal, el convento fue abandonado y en la actualidad sólo queda en pie la fachada sur del monasterio, con tres arcos, las ventanas de las celdas de los monjes y restos de otras dependencias. Se han conservado también varios escudos, restos de pinturas y piedras con leyendas.
Os animamos a que os acerquéis a ver este delicioso rincón para admirar los restos del que otrora fue una magnífica edificación.
Artículo del Nordeste de Segovia, nº 140, Ocubre 2012
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