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VISTA AÉREA DE SANTA MARÍA DE RIAZA

CALENDARIO DE SANTA MARIA DE RIAZA

miércoles, 14 de septiembre de 2011

RECUERDOS DE MI INFANCIA



PROGRAMA DE FIESTAS DE 1997
Cuando yo era pequeño y me daban las vacaciones en el colegio, me iba a un pueblo de la provincia de Segovia llamado Santa María de Riaza. Allí pasaba muchos meses que se me hacían muy cortos al estar rodeado de grandes amigos y de una población llena de nobleza y de amistad.
Yo iba con mis hermanos y mis padres Vicenta y Nicolás a la casa de mis abuelos Pablo y Luisa, los cuales vivían en una plazoleta sin salida a la entrada del pueblo, por la parte de las escuelas. Al lado vivía la tía Aquilina con sus hijos, me acuerdo de su hijo Mariano, era un artista haciendo miniaturas de aperos de labranza.
Cerca de mi también vivía la tía Timotea, tenía tres hijos, Epa, Jesús y Paquito. Jesús era un buen amigo, cuántos buenos momentos he pasado con él acarreando, trillando... Se reía cuando le contaba que mi abuelo en calzoncillos blancos se parecía al futbolista Amancio. Y qué voy a decir de su madre Timotea, le faltaba tiempo para invitarme, su casa estaba abierta para todos.
En frente vivía Epa y Rosario con sus hijos. Epa era el número uno en su oficio, carnicero y asador.
Al lado vivía Onofre, su mujer y sus hijos, muy buena gente.
Con Onofre me partía a reir, nunca le vi cabreado. Su hijo Pepe era compañero de fatigas con su primo Juanito y yo, éramos el terror de ranas y renacuajos, a los que metíamos en un barreño de agua. Era una bonita diversión.
Allí conocía a una familia muy humilde, Antonia con su martido y su hijo Rafa. Su marido era pastor de ovejas y maestro en sabiduría, siempre estaba leyendo libros. Antonia preparaba un arroz con cangrejos para chuparse los dedos. Su hijo Rafa era compañero de aventuras.
Calle arriba vivían mis tíos Petra María y Félix, con el abuelo Julián. Con mi tío Félix y sus hijos me iba a pescar. Me enseñó muchos trucos en el arte de la pesca, sobre peces, cangrejos, ratas de agua, culebras y algo de las huertas. No estaba mal.
Se parecía mucho a su hermano Nicolás.
Al caer la tarde nos íbamos a la pradera la fuente a llenar los botijos y botijas, lo esperábamos de verdad, era el mejor rato a pasar.
Las charlas en el paseo, el descanso en el muro y el reposo de los cántaros con agua fresca en la cantarera.
Me acuerdo de mi amigo Lupi cuando íbamos a su huerta.
Yo iba preparado, pues me llevaba la sal.
- Lupi cuánto vale ese tomate, ese pepino? Ya te pagaré el domingo.
Esto es un manjar. Mi amigo Lupi siempre daba más que recibía. Gracias Lupi!
Al anochecer nos reuníamos al final de la calle, en la puerta de Lucila Sanz, con sus hijas, sus amigos y las charlas de amistad. También recuerdo los sorteos de quintos, las bodas con los trozos de torta, las fiestas en la plaza con su música, las bajadas a las huerta y el correr a la Castellana para ver quién venía.
"Mi agradecimiento al pueblo de mi padre por su amistad y cariño"
Rafael Ponce Muñoz, "Charquete".
Texto extraído del programa de fiestas del año 1997

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